lunes, 2 de febrero de 2009

Relativismo moral, ViIlalbilla (Antonio Campuzano - DIARIO DE ALCALÁ 31.ene.2009)

El escenario político de Villalbilla ha dado entrada a un personaje nuevo. Se trata de Óscar Fonfría, quien ocupará la responsabilidad de Seguridad en representación del Partido Popular.
Hombre de formación jurídica, parecía destinado a ofrecer una imagen de cierta renovación en la ciénaga institucional protagonizada por ese impagable alcalde, Iván Borrego, quien comparado con los líderes de Ruanda colocaría a éstos al frente de los derechos humanos.
Pues no, su incorporación al gobierno de Villalbilla ha supuesto su presentación en sociedad política y su primera decepción. Sobre un asunto de plazas de policía, Fonfria terció en el asunto y acusó sin venir a cuento a la oposición de este pueblo de Villalbilla, que sorprendentemente sigue sin aparecer en los seriales del espionaje y derivados, de "relativismo moral': Ahí es nada, en mitad del casco histórico de Villalbilla pronunciar esas dos palabras exige una: dosis de marcado carácter. Sobre todo cuando quien las pronuncia, en sede de parlamento y deliberación locales, como es el Ayuntamiento en sesión plenaria, lo hace en asunción de tareas de gobierno mediante el auxilio de dos atracadores de la voluntad popular, como los dos declarados tránsfugas, vendedores de cuerpos electorales y almas ideológicas al único postor que podía ofrecerles la materia que únicamente les interesa, el dinero. Si bien es cierto que, de vez en vez, esa reclamación económica viene siendo sazonada con algún guiño al medio ambiente, donde se manejan entre el escándalo de trabajadores sorprendidos por el cierre de sus empresas, léase el caso de Arlita, cuyo cierre ha sido loado en el Ayuntamiento de Villalbilla como si se hubiera derribado el mismísimo Muro de Berlín.
Pues bien, Óscar Fonfría tiene la oportunidad aún, y es probable que la aproveche, de abjurar de tan desafortunada acusación de "relativismo moral". Solamente tiene que mirar a su alrededor y observar el desastre provocado por estos traidores, a los que el Partido Popular de Madrid mantiene, tanto cuando hay preocupación por los espías como cuando no la había. Los mantiene incomprensiblemente mientras se reconforta con el "relativismo moral" acuñado por Fonfría.

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